09.08.09-JAVIER F. BARRERA|IDEAL.ES El encierro, salvo por el leve incidente del novillo que regresó a corrales, transcurrió con toda la emoción pero sin heridos. «¡Andá. Si falta uno!». Se oyó minutos después de las ocho de la mañana en la plaza de toros de Gor. Las autoridades acababan de terminar de contar a los astados (novillos y cabestros) tras el encierro y la cuenta no era la buena; faltaba uno de los novillos. Aunque el encierro había transcurrido sin ningún tipo de incidencia, sin heridos, con la natural tensión y emoción de este tipo de festejo, hubo que improvisar una solución para que la cuenta tuviera lógica matemática y de seguridad. Las autoridades decidieron desandar el camino, mejor dicho, que los cabestros lo hicieran encierro abajo para ir a buscar al novillo, quien a su amor y él solito, se había dado media vuelta a mitad del recorrido y se había dirigido tan campante a los corrales de Gor. Allí le encontraron, tranquilo y quizá ensimismado. Tan tranquilo «que no quería salir ni a tiros», cuenta un testigo presencial de este suceso. Finalmente, los cabestros y cuidadores tiraron de oficio y el novillo se sumó al resto sin ningún incidente más. Eso sí, él solito consiguió que si bien ya se sabe que los encierros de Gor son probablemente los más antiguos de España, son también desde ayer quizá los más largos de todos ellos.
Videos de Paco Jiménez Ros
No hay comentarios:
Publicar un comentario