5/1/14

Las navidades 'flamencas' de los Smis

La pareja  belga formada por Martin y Lieve Smis vive desde hace doce años en Gor junto a sus hijos. Según ellos, las celebraciones de estas fechas son prácticamente iguales en los paises cristianos.
05.01.14 - 02:16 - J. J. PÉREZ | GRANADA

La familia al completo brinda por la Navidad en su casa de Gor. :: TORCUATO FANDILA
Las fiestas navideñas en Bélgica no son muy distintas a las celebraciones en España, al menos eso es lo que opinan Martin y Lieve Smis. «Al fin y al cabo son países cristianos y todo es muy parecido, es muy similar por el ambiente, por la decoración en casa o las comidas», dice Martin. Los dos son flamencos, procedentes de Ypres él y de Waregen ella.
Este matrimonio belga se estableció en Gor hace 12 años, un viaje que empezó como «una aventura y al final nos quedamos aquí», comenta Martín. Aquí viven con sus tres hijos, en los que conviven las tradiciones belgas y españolas.
De la presencia española en Bélgica sólo ha quedado una huella en las celebraciones propias de Navidad: la presencia de San Nicolás. Sin embargo, el santo español es al mismo tiempo una de las principales diferencias entre la Navidad belga y la española. San Nicolás asume el papel de nuestros Reyes Magos.
San Nicolás llega a las casas belgas cada 6 de diciembre. Este San Nicolás no llega desde Laponia o el Polo Norte. Es, en realidad, un obispo español que reparte alegría e ilusión un mes antes que nuestros Reyes Magos. San Nicolás se hace acompañar de sirvientes negros, aunque en realidad, estos sirvientes muestran el rostro negro por la tarea de acercar los regalos al interior de las viviendas a través de las chimeneas.
Los regalos son, claro, para los niños buenos. En Bélgica los niños malos no reciben carbón, directamente se arriesgan a ser llevados en un saco por uno de los ayudantes de San Nicolás, aunque esta amenaza nunca se cumple y cada vez se recurre menos a ella. «Ahora, con el estilo de educación que se les da a los niños no se les quiere asustar con esto», dice Martin.
Papa Noel, se ha quedado convertido en un perfecto aliado para el comercio para el día de Nochebuena, según Martín. El intercambio de regalos navideños entre las familias ha quedado encomendado a Papa Noel y se ha introducido con fuerza por motivos comerciales.
En Bélgica durante estos días no hay mantecados y se comen las uvas en Nochevieja. El postre de Navidad, que es como un tronco de árbol, «como la leña que se echa al fuego», dice Martin, pero «hecho de bizcocho, chocolate, de crema», puntualiza Lieve para definir la ‘bûche de Noël’ y que no es muy diferente del tronco de nadal o un pionono gigante.
Celebraciones
Según Martin y Lieve las tradiciones familiares en Nochevieja han ido cediendo el paso a las celebraciones colectivas. Para celebrar el cambio de año el protagonismo lo han tomado las celebraciones en restaurantes y salas de fiestas en las que se cenan y se reúnen grupos de amigos. El paso de un año a otro se celebra con un brindis con champán o lo que sea.
Pese a vivir durante una docena de años en Gor, estos dos belgas no siguen todos los años la tradición de las uvas, «unos años sí y otros no, depende un poco de la situación, no lo hacemos religiosamente», comenta Martin. «A mi me cuesta comer doce uvas después de cenar», bromea. En cambio, los hijos si están más habituados a este ritual de cambio de año.
Si las uvas no son una tradición que haya sido muy bien recibida por este matrimonio belga, sí que han asumido las fiestas de San Antón y Martin recita con soltura el refrán accitano: «Hasta San Antón, Pascuas son». Es una costumbre que aprendieron hace unos años en su estancia en la Puebla de Don Fadrique.
Aunque el 6 de enero no es festivo en Bélgica, la decoración navideña permanece en los hogares hasta esa fecha. Al igual que en España, los belgas extienden los saludos para el nuevo año durante todo el mes de enero. En su caso se transforma en la costumbre de visitar las casas de los familiares y amigos, en una visita en la que se expresan los mejores deseos para el nuevo año y en el que no falta el saludo: «Geluki Nieuwjaarr!» (¡Feliz Año Nuevo!).