4/6/09

La calle Feria está perdiendo peso

El último mohicano. El Kilo sólo conserva una de las seis tiendas que tuvo en la calle, poblada ahora de chinos y locales cerrados. Se ha ido a Francos y León XIII. Diario de Sevilla - 04/06/2009



En la única tienda que el Kilo conserva en Feria (y Palacios Malaver) se sigue vendiendo el textil al peso. Clásico de cortinas, colchas y edredones ya no es esa calle cosmopolita que Chaves Nogales describe en su biografía de Juan Belmonte. En la calle Feria hay en la actualidad dos fenómenos emergentes: los chinos (once establecimientos) y un número cada vez mayor de locales cerrados. Dos fenómenos que incluso se unen: ya hay hasta un cartel de Se Traspasa en chino.

Gregorio Martínez vivió el esplendor de la calle Feria. Nació el penúltimo año de la Guerra Civil en Gor, pueblo granadino entre Guadix y Baza. Vino una Semana Santa y se quedó cinco años. Es el padre de la criatura. En un viaje a Canarias vio una tienda con el nombre que se convertiría en su apellido oficioso: El Kilo. Más de treinta años después, todavía queda un estandarte en la calle Feria, con salida también a la calle Palacios Malaver.

El Kilo llegó a tener seis establecimientos simultáneos en la zona. "Lo que llegué a abarcar no me cabía en la tienda", dice Gregorio. Tiendas en Feria y también en Alberto Lista y en conde de Torrejón que ya cerraron. En la última todavía se pueden ver los precios de los pirineos, sábanas de su cosecha. Cuando su mujer tuvo gemelas, Gregorio puso fin a una trepidante vida de viajante por toda España comprando género. Todo un aventurero. En el sótano de un comerciante barcelonés encontró un lote de minifaldas que revolucionaron a la clientela sevillana. Fue el primero en traer las sábanas estampadas y se especializó en unos capotes de plástico que adquiría en Écija y vendía en los cuarteles de la Guardia Civil.

Marina, una de las gemelas, lleva ahora las riendas de El Kilo. Su hermana Noelia volvió a los orígenes de la familia y prepara oposiciones en Granada para secretaria judicial. La calle Feria pierde peso con la progresiva desaparición de estos locales. "No cerramos. Nos hemos abierto a otros puntos de la ciudad", dice Gregorio de las nuevas tiendas en Francos y en León XIII. "En Feria ya no hay salida".

Hace un análisis sociológico de este declive comercial de la calle Feria. "Decir Feria, decir El Kilo es decir barato, y lo que ha pasado con esta burbuja del ladrillo es que la gente trabajaba mucho, ganaba mucho dinero y sólo quería lo más grande, lo más bonito. Venga dinero, venga tiendas de Zara. Y si encima los políticos sólo vienen por aquí en época de elecciones, ya me dirá". En plena campaña de las europeas, el alcalde de Sevilla se dio un paseo ayer por esta calle Feria, sucursal de Chinatown. "Lo único que han hecho es pintar malamente las líneas de los puestos del Jueves".

Antes de llegar a Feria, la primera tienda del creador de El Kilo fue Novedades Europa, una mercería donde vendía agujas, botones, bobinas de hilo... Ahora es el rey de los tejidos: colchas, edredones, cortinas. "Al que se compre un piso, menos los muebles le ponemos todo". Fue presidente de la asociación de comerciantes Feria-Regina y cree que el Ayuntamiento hizo las cosas "al revés" no resolviendo el problema del aparcamiento. Es un defensor del proyecto Metropol-Parasol. "De los diez diseños, era el que más me gustaba. Tuve ocasión de saludar y felicitar al arquitecto alemán. La gente lo critica sin saber cómo va a quedar. No han visto el Guggenheim o las cosas de Barcelona. Ya no viajo tanto como antes, pero me gusta ir a Granada, a Córdoba. Y Sevilla no avanza".

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