15/1/10

"No tengo ansias de poder; sólo quiero acabar con un régimen dictatorial"



Miguel Molina, el futuro alcalde, no se considera ningún tránsfuga pese a acordar con el PSOE una moción de censura y le da igual que el PP, su partido, tome medidas

Ramón Ubric / Gor, gor | Actualizado 15.01.2010 - 11:22

Una cosa es lo que diga el diccionario y otra lo que uno sienta. Y Miguel Molina, el hombre que probablemente se convertirá el próximo día 23 en el nuevo alcalde de Gor aliándose con los socialistas para desbancar al alcalde popular, Francisco Porcel, dice que no se siente tránsfuga en absoluto.

"Esto de la moción es una cosa muy violenta, no es agradable para nadie. No tengo ganas de escalar en política, ni de echar a nadie, ni ansias de poder. Sólo que un pueblo como Gor, que podría estar más adelantado, va diez años por detrás de los demás", se justifica este guardia civil retirado, que fue el número tres en la lista del PP en las municipales de 2007 y que unirá su voto a los de los tres ediles del PSOE para alcanzar la Alcaldía.

Él será el nuevo regidor, aunque por el momento no sabe en qué situación quedará el Ayuntamiento, cuál será su composición. El PSOE ya ha dejado claro que expulsará a sus tres concejales por pactar con un tránsfuga. Y el PP, al que apoyó pero del que no es militante, no ha dicho nada.

De hecho, a Molina le sorprende ese silencio. "No se me ha preguntado por los problemas de Gor. Deberían haberme llamado, por lo menos y les habría explicado que aquí no se trata igual a todos los vecinos, que se han pedido documentos al Ayuntamiento y nos los han negado, que hay acuerdos de pleno que no se cumplen porque el alcalde no quiere...", enumera, y añade que no tiene ni idea de si querrán expulsarle o no. "Ni he estado afiliado nunca al PP ni pertenezco a ese partido", enfatiza.

Dice que la idea de presentar una moción de censura se fraguó hace cosa de diez días. Habló con los ediles socialistas, a los que ya había apoyado varias veces en mociones que presentaron en anteriores plenos, y aunque fueron ellos los que propusieron la moción, todos llegaron a la conclusión de que había que acabar con lo que no duda en calificar como "una dictadura que ha durado 26 años".

Porque la base de todo, explica, es que Francisco Porcel hace tiempo que le decepcionó como político. "Una vez que entré en su corporación me di cuenta de su mala gestión y del régimen dictatorial al que nos tenía sometidos a todos, porque se ha hecho siempre su santa voluntad", recalca.

"Él delega todas sus funciones, pero quiere que firmes todo lo que él quiere hacer, y eso es ilógico. Ya al segundo mes de trabajar a su lado empecé a decirle que así no se debían llevar las cosas. Como yo llevaba la mayoría de las concejalías, conseguí que no se saliera siempre con la suya, pero entonces inició una campaña de desprestigio contra mí en el pueblo, contó una serie de mentiras y me quitó las competencias. A lo mejor es que me tenía celos, porque lo cierto es que la gente empezaba a decir que las cosas, desde que estaba yo, empezaban a funcionar algo mejor", narra.

El que probablemente se convertirá en el nuevo regidor de la pequeña localidad del Parque Natural de Baza, de sólo mil habitantes, niega categóricamente la acusación de Porcel, en el sentido de que se le haya rebelado por motivos económicos.

"Yo cobraba 800 euros al mes. Las supuestas discrepancias están en que tenía que ir bastantes veces a Guadix con mi coche y luego pasaba los kilómetros y mi sueldo se me ponía entonces por encima de los mil euros, así que él decía que de eso nada. Pero yo no tengo ningún interés económico. Tengo una casa rural y un mesón y ese dinero no me hace falta", finaliza.

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